domingo, 29 de julio de 2012

Volvieron

Mi vecino de abajo, su mujer y su hijo.  
Sus vacaciones terminaron.  Para ellos y para mi.
Lo supe, en el  momento en que su vozarrón irrumpió en mi cuarto.
Entendí que el silencio iba a ser una sólo una posibilidad, que no depende de mi.  
Entendí que estoy a merced de su televisor y radio, de sus conversaciones, de sus discusiones de pareja, de los llamados telefónicos, del disciplinamiento a los gritos, de los asados en el patio, de las fiestas familiares, de los encuentros con amigos. 
Entendí.

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